En análisis observado se muestra que cada individuo y en función de su nivel de conocimiento tiene una posición con respecto a la concepción de la vida, el artista lo plantea de una manera, el científico de otra, pero todos coinciden en la necesidad de manejar el conocimiento en función de los logros a los cuales un individuo busca su formas de existencia. De allí se deduce que se considera que son cuatro los momentos por los que ha pasado esta corriente de pensamiento. A principios del siglo XX se tematizan los aspectos fundacionales de las ciencias formales, el lenguaje, la percepción y la representación; en un segundo momento, alrededor de la Primera Guerra Mundial, se consolida la propuesta de una fenomenología constitutiva, con la idea de la reducción fenomenológica de Edmund Husserl como aspecto prioritario; la tercera etapa se da entre los años 20 y los 50, con el surgimiento de la fenomenología existencial en Francia, cuyo máximo representante es Martin Heiddeger; y por último, la última etapa se desarrolla desde la segunda mitad del siglo XX, con la restauración de la fenomenología en Alemania y con el advenimiento de la corriente hermenéutica.
La sociología fenomenológica –también denominada sociofenomenología o fenomenología sociológica- se desarrolla a partir de premisas un tanto alejadas de las propuestas filosóficas de Edmund Husserl. Alfred Schütz es el máximo representante de esta corriente, y su interrogante básica es la siguiente: ¿dónde y cómo se forman los significados de la acción social? Esta pregunta deja entrever que el precedente inmediato de la fenomenología con orientación social lo encontramos en la Escuela de Chicago, concretamente en su interés por conocer y explicar los marcos de referencia de los actores sociales. En este sentido, la sociología fenomenológica puede ser considerada, en sí misma, un programa de investigación. Se trata de una ciencia de la sociedad inspirada en la tradición filosófica de la fenomenología, cuyo problema básico es la cuestión de la sociabilidad como forma superior de intersubjetividad. Esta preocupación básica parte de varias ideas importantes: el estudio de la vida social no puede excluir al sujeto; éste está implicado en la construcción de la realidad objetiva que estudia la ciencia social; el elemento central es, entonces, el fenómeno-sujeto.
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